Las señales negativas de un gasto público de 5% para la política de balance estructural
Si bien hay diferencias de opinión, expertos plantean que un nuevo año de déficit podría ser una mala señal para los agentes.
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Por Patricio Ojeda González
Ahorro en tiempos de bonanza. Así se define a grandes rasgos la política fiscal chilena para el Gobierno Central. Eso implica estimar los ingresos fiscales que se obtendrían de manera aislada del ciclo económico y, consecuentemente, autorizar un gasto público coherente con dichos ingresos.
En los últimos años, por factores principalmente externos, las arcas fiscales han evidenciado un déficit estructural que se proyecta en 1,5% para este año y que debiera converger a -1,0% a fines de 2014. Pero esa realidad se ha dado en años de buen crecimiento de la economía, por lo que Rodrigo Aravena, economista jefe de Banchile, plantea que si bien “hoy no es recomendable llevarlo a 0% -dado que no se está produciendo- creo que es bueno presentar el presupuesto con una muy buena explicación de por qué no estamos bajando el déficit estructural y en segundo lugar, reforzar cuál debe ser la meta a largo plazo, que debe ser un balance”.
Como supuesto plantea que “si el gobierno quisiera hacer un ajuste al balance estructural este año, tendría que bajar demasiado el gasto y haber sido menor a 3%, si el Ejecutivo quisiera llegar a un balance estructural. Sin embargo, eso sería muy dañino para la economía chilena por eso debe ser gradual la convergencia al balance”.
Eso sí, recalca que si este año terminamos con un 1,1% de déficit y el próximo año lo repetimos, “puede ser una señal mal recibida incluso por distintos agentes”, indica.
Una opinión similar manifiesta Jorge Rodríguez, investigador Senior de Cieplan y ex jefe de Estudios de la Dipres, quien afirma que la propuesta en torno al 5% “más que ser expansivo, se financia en parte con déficit estructural, por lo que no es sustentable en el mediano plazo. Para converger a un balance estructural no hay recetas mágicas: se reducen los gastos o se aumentan los ingresos estructurales. Dado que actualmente existe una mayor demanda por bienes públicos por parte de la ciudadanía, no se ve muy factible reducir el gasto público. Me parece inevitable avanzar en aumento de ingresos estructurales”.
A su vez, Gonzalo Sanhueza, economista y socio de Econsult RS, es más optimista respecto a la efectividad de la propuesta. “Si se cumple el 5% va a ser una buena cifra, porque un crecimiento del gasto que está alineado con la economía no genera desequilibrios económicos. Y me parece que está alineado, porque esa es nuestra proyección de crecimiento y también es el crecimiento potencial, entonces que el gasto crezca 5% es una crecimiento sano para la economía chilena”.
Alza del PIB potencial es esencial para asegurar recursos y no depender de recortes de gasto.
Si bien el gasto público estaría creciendo en línea con el producto de Chile, esta es una de las herramientas que los expertos mencionan como útil para contener el déficit estructural. ¿El otro? Una mayor cantidad de ingresos estructurales permanentes para el Estado. Pero esta segunda alternativa no está siendo del todo efectiva. Es un hecho que el PIB potencial del país está en un nivel de 5% hace varios años, y pese a que esto responde a un conjunto de factores, entre los que destacan las últimas crisis internacionales, el factor terremoto e incluso las movilizaciones sociales, también hay un componente directamente interno: los altos costos de la energía y el bajo nivel de inversión en ese ámbito, que se ha visto en tela de juicio en los últimos meses dadas las decisiones del Poder Judicial y -al inicio de esta administración- por el confuso y repentino fin de la central termoeléctrica Barrancones. "Si hay un punto en que hay un consenso amplio es en favorecer en el corto plazo las inversiones energéticas", señala el economista jefe de Banchile Inversiones, Rodrigo Aravena. Para ello, afirma que es necesario realizar una serie de reformas estructurales (educación y ampliación de la base de inversiones, entre otras) para converger a balance estructural y, de paso, que el país pueda desarrollar un mayor PIB potencial que permita tener más ingresos estructurales por la vía del crecimiento económico. Eso sí, el experto reconoce que es poco lo que se puede hacer para cambiar la productividad en este momento, pero sí es necesario dar señales de que se va avanzando por la dirección correcta. "Hoy la principal urgencia es por lejos la preocupación energética", sentencia.